Los caminos del arte como desafío iniciático
Los rituales están cargados de valores simbólicos y pueden crearse fuera de la lógica convencional; estas manifestaciones
esotéricas
poseen una intención definida y un plan de ejecución previo y hallan espacio también en el mundo del arte.
Con la idea de comunicarme con el espacio natural en donde vivo realicé una serie de actos a modo de ritual que consistieron
en enterrar
papeles de algodón bajo una cama de tierra, pastos y hojas, luego fui generando para cada uno un espacio áurico donde los papeles
permanecieron tres días y tres noches a la intemperie, bajo piedras, luz y vibraciones de la luna, rayos de sol, rocío y lluvia.
El proceso respetó los tiempos establecidos, durante el día visitaba esos espacios áuricos humedeciendo cada lecho con agua y colorantes
naturales, esperando que se cumpliera el tiempo pactado. Al cabo de tres días recuperé los papeles enterrados y pude ver cómo cada
uno de ellos me iba devolviendo una imagen creada tan solo por la intervención de los procesos del ambiente natural.
Las imágenes rescatadas revelaron con total claridad la importancia y magnitud de la transmisión frente a la pequeñez de la búsqueda
de un posible significado. Estas respuestas de la tierra fueron fotografiadas en sus espacios como testimonio de lo sucedido.
Transmigraciones
Pasar de un cuerpo a otro, diluirme y percibir la ilusión de fusionarme con elementos naturales amplía el desarrollo de mi consciencia.
Aceptando la hipótesis de la existencia de un cuerpo sutil como fase intermedia entre el cuerpo físico y el área espiritual, mi interés
se centra en las dimensiones humanas capaces de captar lo inmaterial. Elijo trabajar con la imaginación creadora, fuente de símbolos,
espacio de cualidad corporal-sutil y aceptar el asombro como un portal hacia conocimientos inimaginados.
