• Grace Bayala
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Los Vocalino


Vecinos

El mínimo recambio que se produce entre los vecinos del edificio donde Los Vocalino residen, es el principal estímulo para la creación de una serie de obras que desmitifican la medida y ponen en valor los pensamientos del hombre. Un ser captado para un segundo que eternice el presente nos sugiere que la mirada de estos artistas va más allá de la óptica humana. La puerta abierta y la toma fotográfica sin aviso rompen más que un límite social y parecen querer despertar al ser que mora cómodamente en nuestro ser.

Esta captura fotográfica es el inicio del fin de las fronteras. Los artistas golpean nuestra puerta, somos cada uno de nosotros los que abrimos: para cerrar, o para dejar entrar nuestro presente como experiencia eterna.

Los Hermanos de Adán
LOS VOCALINO
Los Hermanos de Adán

En un lugar atemporal, dos seres revestidos de sí mismos, se reconocen como únicos en el universo a través de una performance fotográfica. Los Vocalino, artistas visuales, tan originales como libres, recuperan su propio génesis en “Los Hermanos de Adán” y vuelven a vincularse a la Tierra. Un hecho personalísimo y de gran intimidad, transmutado en acción, se expande y engrandece abarcando a protagonistas y espectadores acercándonos a nuestro propio origen y a la experiencia de ser alguien que se supone y se busca a sí mismo.

Los Vocalino y el tiempo como eternidad

Hay una mirada y una consciencia nostálgica del tiempo en el trabajo de Los Vocalino y esa dedicación, puesta en obra, no se aquieta en una visión melancólica sino que convierte al tiempo en un misterioso módulo, en una poderosa dimensión donde les es posible entrar, permanecer y crear nuevos espacios a través de la luz . En obras como “Fuimos eternos”, “Turista”, “Vecinos”, ”Los Hermanos de Adán”, entre otras, estos dos artistas han sido capaces de escapar a las pautas formales de la labor del fotógrafo para atravesar experiencias artísticas tratando de entender qué sucede en ellas. Para acercarse al proceder de estos artistas es importante tener presente el valor pragmático de las vivencias por las que han pasado ya que, por un lado, manifiestan el rumbo de sus búsquedas y, por otro, insinúan hábilmente una latente permanencia de toda acción que pudimos presumir finalizada. Nos inspiran a advertir que, aunque hay una apariencia de que el tiempo pasa y que no somos lo que fuimos, nada de aquello finaliza, todo permanece.

Los Vocalino trabajan con el tiempo como eternidad, desafiando la razón y alentando como norte la impresión provocada en sus íntimos sentidos.

Los Vocalino, para la exposición en Galería Patio del Liceo

La duda sobre la unidad de medida y la construcción del reloj humano fundamentan los pilares que los Vocalino eligen como eje de esta investigación fotográfica. Es que cuando los sentidos desafían a la razón y se despliegan para abordar nuestra realidad extraordinaria, la imagen abandona el plano de la quietud referencial y empieza a ahondar en significados de otro orden apelativo.

El mínimo recambio que se produce entre los vecinos del edificio donde los Vocalino residen, es el principal estímulo para la creación de una serie de obras que desmitifican la medida y ponen en valor los pensamientos del hombre. Un ser captado para un segundo que eternice el presente nos sugiere que la mirada de estos artistas va más allá de la óptica humana. La puerta abierta y la toma fotográfica sin aviso rompen más que un límite social y parecen querer despertar al ser que mora cómodamente en nuestro ser.

Esta captura fotográfica es el inicio del fin de las fronteras. Los artistas golpean nuestra puerta, somos cada uno de nosotros los que abrimos: para cerrar, o para dejar entrar nuestro presente como experiencia eterna.

Grace Bayala