Daniel López Cullari , Grafía de la percepción, 2014
Daniel López Cullari se expresa desde su propio lenguaje pictórico con el oficio y la disciplina que requiere un ritual.
El orden y forma ceremonial en que aparecen los elementos en su obra, cajas y y pinturas, recuerdan los atributos de los santos de la iconografía cristiana y se asocian fuertemente a los de los linajes de las civilizaciones precolombinas.
Más allá de los aportes históricos que en su imaginario puedan haberlo inspirado, este artista, investigador de las artes plásticas y de la música, plasma un mensaje propio que se torna, merced al arte, universal.
En las salas principales de la Imprenta Arcángel Maggio queda expuesta una obra que se descubre, se percibe y, recién después, pareciera comenzar a alcanzarse.
Llegar a Daniel López Cullari es hallarse en su obra. La contemplación de su hacer nos lleva más allá de la observación y análisis del trabajo porque la naturaleza de este artista sugiere la exploración de su habitat creativo, cuyos afluentes están impecablemente detallados en su relato autobiográfico. Es posible percibir cómo todas las etapas de su vida impregnan el trabajo, capas de vivencias palpitan en la tela y sólo quien se adentre en su mundología podrá abarcar la experiencia unívoca de ser hombre, artista y obra.
Un presente en su estado más puro, un dictado del cosmos sin injerencia invasiva de la razón, un acercamiento de lo lejano y el hallazgo de una realidad no imaginable, son planos que se generan en el universo de su pintura. La contundencia del color sostiene una atmósfera de misterio donde la vibración tonal produce una melodía americana y celeste reveladora de sus recorridos y, sin duda, de su verdad interior. Rex González, Rodolfo Kush y Carlos Castaneda, han sido pilares de sus visiones y de la fe en la memoria de la tierra sagrada, la investigación y el estudio de los textos de estos autores se manifiesta y constituye un rasgo altamente notorio en la composición de las piezas.
Es interesante señalar que en la producción de obras de López Cullari se advierten distintas etapas, existen series colmadas de elementos que estructuran su poder en la solidez de la figuras y en la fuerza de atracción que las mantiene unidas; alimentan la composición, el ritmo y la frecuencia, sostenida en poderosos fondos de color. Pero existen otras series donde la voluntad por despojarse da espacio a pinturas que transmiten intensos y penetrantes silencios, producto de una alquimia de aprendizajes que da paso a un amanecer de conciencia.
La mirada, que desde su intimidad sucede en obra, pareciera ser transmutación de experiencias que hallan soporte y vibran activamente desde el mismo. Creador de una ciencia espiritual, “matemática del alma”, como así define, abre a los espectadores la extraordinaria ocasión de partcipar de las formas de la integridad en una ceremonia ofrecida a la esencia y a la pureza.
Los distintos géneros en que este gran artista plasma su voz: pinturas, dibujos y objetos surgen de una energía canalizada con impecabilidad y son el paso sin tiempo que puede quebrar el horizonte de la humana percepción aplacada.
Obra tan sólida como sugerente palpita en el universo de este artista como un portal al ahora, sólo hará falta traspasar el umbral, dar un paso y entrar en lugar de salir.
Grace Bayala